El cierre conocido como Reasa es uno de los más utilizados. Están formados por una anilla hueca con otra anilla dentro que podemos mover para abrir y cerrar gracias al muelle que lleva la anilla interior. Existen las reasas simples y las reasas marineras, lo único que cambia es el diseño ya que el mecanismo es el mismo.
Es otro cierre muy común y uno de los más fuertes. Consta de una palanca que al empujarla hacia atrás se abre permitiendo introducir la anilla terminal de la cadena.
Los cierres de caja son cierres de dos piezas, una es una pequeña caja y la otra es una palanca en forma de “V” que se introduce en la “caja”. Para abrirlo hay que presionar la palanca lateral permitiendo que se deslice hacia afuera. Para cerrar simplemente se empuja hacia dentro haciéndolo encajar. Es un tipo de cierre muy cómodo y fácil de usar. Algunos llevan una pestaña de seguridad adicional.
Este cierre consiste en una palanca móvil que se ajusta con el extremo del cierre. Hay que tener especial cuidado con este tipo de cierre, ya que, con el tiempo y el uso se aflojan y pueden abrirse con facilidad. Este diseño se utiliza generalmente en pulseras.
Este cierre consta de dos imanes que al juntarse se cierran de golpe impidiendo que se abran con facilidad.
El cierre de palanca consta de una pieza metálica en forma de barrote grueso y otra pieza en forma de círculo o cuadrado. Utilizarlo es tan simple como meter el barrote en el círculo o cuadrado y el barrote chocará con los laterales de la otra pieza impidiendo abrirse.
Es uno de los más complicados de abrochar uno mismo, consiste en dos piezas redondas que se enroscan.
